RELATOS

 MMXVII


La sala de espera palidecía bajo una lámpara moribunda. Eran las 6:15 p.m. y, aunque tenía más hambre que sed, desenrosqué la botella y acabé con el agua que quedaba de un largo trago. “Pasajeros con destino a Santa Rosa, favor de aproximarse al andén número nueve”, repitió tres veces el altavoz redondo y blanco incrustado en el techo. Fui el último en formarse: éramos solamente once personas... (CONTINUAR) 


AYER

Recuerdo muy bien aquella tarde estival. Mi hermano David y yo estábamos jugando a la escondidas y era su turno de ocultarse. Estuve buscándolo por un largo rato hasta que me dirigí a la sala; ahí, mi madre y mi tío Hugo charlaban y bebían café como solían hacerlo cada viernes... (CONTINUAR) 


 

DESVELO

Esta historia inicia con una coincidencia. Eran las 09:00 a.m. y Miranda y Saúl habían documentado su equipaje: tenían una hora por delante antes de que su avión partiera. En la sala de espera se sentaron en asientos contiguos, pero guardaron silencio: Miranda seguía molesta porque él no estaría los siete días junto a ella en Ciudad Juárez... (CONTINUAR)

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